Las fiestas de disfraces en casa de amigos, así como Halloween o Carnavales suelen ser los eventos en los que mejor lo pasan los niños y niñas. Disfrutan mucho, ya que suelen ser fiestas muy alegres, donde puedes ser quienes realmente quieren, ¡sin tener que mostrar su auténtica cara! ¿Quieres saber si son buenos los disfraces para los niños? Te lo contamos.
Además de las risas, el entretenimiento y la diversión, los disfraces son una estupenda forma de ayudar al desarrollo y aprendizaje de los peques. ¡Tienen muchísimos beneficios!
Beneficios de que los niños usen disfraces
Los disfraces son un tipo de juego que la psicología engloba dentro de los juegos de representación. Esto se debe a que, cuando los niños se disfrazan, por lo general muestran situaciones y sentimientos de los que normalmente no suelen hablar. Los disfraces permiten que los niños exploren lugares, situaciones y emociones a las que no están acostumbrados en su día a día.
Además, es una forma estupenda de ayudarles a potenciar la imaginación y la creatividad. Tendrán que inventar historias y situaciones de otro mundo. En un niño, la imaginación es un sentimiento totalmente primordial. Únicamente se potencia cuando son niños. Por eso, ¡déjales que la usen al máximo! Además, aumentará su autoestima y se sentirán más seguros de sí mismos, ya que al estar disfrazados se sentirán capaces de cualquier cosa. ¡De cualquiera!
También es una forma maravillosa de potenciar su empatía. Aprenderán a ponerse en el lugar de otras personas y, también, será una buena forma de socializar. Tendrán que jugar con otros niños para que todo tenga mucho más sentido.
Aprenderá a lidiar con sus sentimientos gracias a los disfraces. Puedes probar a regalarle un casco y una espada de madera… ¡Y convertir a tu hijo o hija en un caballero medieval! Lo bueno de todo es que sacará sin ningún problema todos sus sentimientos a la luz. Tendrá que aprender a lidiar con el entusiasmo, la alegría, el miedo… Desaparecerá la vergüenza y disfrutará muchísimo más de sus emociones y sentimientos.
Atrévete a regalarle el disfraz idóneo y verás lo bien que se lo pasa, a la vez que aprende muchísimas cosas.
