Las bicicletas de madera son uno de los regalos más solicitados por los niños. Las piden incluso cuando todavía no saben montar en ellas. Es uno de esos juguetes que le llaman la atención desde el primer momento. Se sienten atraídas por ellas cuando ven a sus amigos, hermanos, primos…montar en ellas. Quieren saber qué se siente cuando se está sobre las 4 o 2 ruedas. Por lo general, los padres satisfacemos el deseo de nuestros hijos. Sabemos que jugar con una bicicleta de madera les aporta increíbles beneficios. Algunos de ellos los vamos a describir a continuación.
Beneficios de las bicicletas de madera
- Aumenta la resistencia de los niños
- Les ayuda a mejora su coordinación y sentido del equilibrio.
- Los niños se vuelven mucho más ágiles.
- Evitan la obesidad infantil.
- Mejoran las cualidades psicomotrices
- Ayudan en la adaptación a diferentes situaciones o entornos.
- Favorecen el desarrollo intelectual.
- Fomentan la capacidad y responsabilidad.
- Crea hábitos sanos para el cuerpo: mejora la articulación, refuerza el sistema inmunitario, aumenta la capacidad respiratoria, previne dolores de espalda, fortalece los huesos.
- Aumenta la autoestima de los más pequeños.
- Favorece la diversión
- Favorece el contacto con la naturaleza.
- Es una actividad que se puede realizar junto a otros niños. Promueve la solidaridad.
- Crea una consciencia ecológica. Los niños aprenden a utilizar la bicicleta como medio de transporte.
Cómo enseñar a los niños a montar en bicicletas de madera
El primer paso, es enseñarles a los niños cómo funcionan las bicicletas. Hay que explicarles que los pedales hacen mover la bicicleta, el manillar se mueve de un lado a otro y que debemos hacer uso del freno de forma habitual. Lo normal es que empiecen montando en ruedines para ir cogiendo el sentido del equilibro. En el momento en que le quitamos los ruedines, debemos estar encima suya para que no se caigan y ayudarles. Es muy habitual sujetarles por la parte trasera de la bicicleta para ir dándoles ese equilibrio que necesitan hasta que empiezan a manejar la bicicleta por sí solos.
Una vez que el niño ha aprendido a montar en bicicleta por terrenos llanos, es hora de subir un poco la dificultad. Deberemos llevarle a terrenos un poco más pronunciados, e ir subiendo la dificultad poco a poco. Así el niño aprenderá a utilizar eficazmente el freno, elemento clave.
Una vez consigamos estos objetivos, ya podremos ir a hacer rutas con nuestros hijos. Fomentamos la actividad y ejercicio físico y las relaciones entre padres e hijos.