El ábaco es un juguete que sirve como herramienta de cálculo. Es muy bueno, ya que sirve como herramienta de aprendizaje a la vez que el niño juega y se divierte. Se utiliza en muchas casas y escuelas y podríamos llegar a decir que es hasta una de las calculadoras más antiguas que podríamos imaginar.
El ábaco se inventó en Asia y es considerado como el precursor de la calculadora moderna. Fue utilizado durante muchísimos años hasta que se fue reemplazando de manera gradual por la aritmética moderna.
Usos fundamentales del ábaco
Si tu hijo o hija está en época de aprendizaje de matemáticas, el ábaco puede convertirse en el aliado perfecto. Es un juguete con el que pueden aprender a sumar, restar, multiplicar, dividir… Por eso, suele ser muy comprado como recurso educativo para aquellos niños que comienzan a realizar cálculos matemáticos.
Aporta un amplio conocimiento, ya que ayuda a comprender el sistema posicional de los números. Es mucho mejor que los niños y niñas comprendan la importancia de la posición, en lugar de aprender los conceptos de manera mecánica.
Es una herramienta fundamental para lograr a ayudarles a entender el sentido de operaciones básicas. Al poder verlo y tocarlo, puede entender muchísimo mejor el proceso, potenciando su inteligencia y su habilidad. Gracias al ábaco, el niño o la niña tendrá una mayor noción de la cantidad.
A medida que van creciendo, cada línea horizontal puede representar unidades, decenas, centenas… así, los conceptos matemáticos aprendidos pueden ir convirtiéndose en más complejos. El ábaco lo conforman líneas de 10 cuentas de diferentes colores. Por eso, precisamente, es tan sencillo realizar operaciones aritméticas básicas.
Cuando son más pequeños podemos aprovechar para que el niño deslice las bolas por cantidades, izquierda o derecha, colores… A medida que va creciendo, empezaremos a incorporar conceptos más complejos.