Las rabietas y lloros en los niños son muy habituales cuando pierden en los juegos o no son capaces de resolver el enigma de los juguetes de madera. El dolor de cabeza de los padres comienza a ser ya una rutina. Con el objetivo de que sus hijos dejen de cabrearse o de montar estos shows, les dejan ganar a propósito. El resultado son niños contentos y felices. Pero hay una segunda consecuencia: imposibilidad de manejar la frustración por parte de los niños y el desarrollo de niños dictadores. Así lo advierte el psicólogo de Psicólogos sin Fronteras, Guillermo Fouce.
Los niños acaban manejando las situaciones del juego cuando se salen siempre con la suya. Se percatan de que para conseguir lo que quieren, solo tienen que llorar, gritar o cabrearse. Tomarán esta postura cuando crean conveniente. El resultado será una educación impropia. Estos niños tendrán problemas en el futuro para solventar situaciones complicadas ya que desde su niñez se les han dado las cosas hechas. Además, en palabras de Fouce: Perder educa mucho más que ganar”.
Cómo reaccionar ante las pérdidas
Cuando un niño pierde al juego que le ofrecen sus juguetes de madera, la mejor solución es dejar que lo vuelva a intentar. Hay que trabajar sobre el concepto de perder para que los niños tengan nuevas oportunidades de poder ganar. Este hecho ayuda a desarrollar la capacidad de lucha y a eliminar los sentimientos de frustración. De la misma, se acaban con los arrebatos de ira propios de los niños. Es habitual que rompan el juego o que no se lo presten a otras personas con tal de que nadie juegue más con los juguetes de madera.
No obstante, cuando los adultos juegan con los niños, hay que dejarles ganar alguna vez. Partimos de la base de que no existe igualdad y que por norma general el adulto ganará el juego. Si se convierte en un proceso sistemático, el niño acabará desistiendo y abandonando el juego. Tiene que ver que unas veces se pierde y otras se gana. En el caso de que los niños jueguen con otros niños, sus habilidades determinarán quién gana.
A los niños hay que inculcarles el valor de participar. Tienen que crecer con la idea de que participar es lo importante, para pasar un buen rato rodeados de amigos y/o familiares. Ganar o perder son consecuencias secundarias. También hay que enseñarles que perder no tiene nada de malo. Sus familiares y amigos seguirán estando a su lado, queriendo jugar con ellos una y otra vez más y que existen nuevas oportunidades para volverlo a intentar, y más con los juguetes de madera que son duraderos.