Siempre que acudimos a una tienda de juguetes, ya sea física u online, uno de nuestros objetivos es encontrar un juguete que sea educativo y que les aporte un valor añadido a los niños. Nuestra máxima preocupación es que no se dañen con ellos a la vez que consigan sacarles partido y les favorezcan en el desarrollo de sus habilidades. Por eso, la mayor parte de los adultos compramos juguetes de madera.
Pero este no es el único objetivo. También nos preocupamos por el precio. No es necesario invertir una elevada cantidad de dinero para llevarnos juguetes de buena calidad. Es más, los juguetes de madera destacan por su extraordinaria relación calidad-precio.
No es la primera vez que oímos quejarse a los padres. Su queja es siempre la misma: ¿Tanto cuesta un juguete para que sea bueno? El problema de estas personas es que compran en las tiendas equivocadas y los juguetes menos recomendables. Suelen dejarse guiar por la nueva era, caracterizada por las tecnologías y los juguetes de plástico. Estos juegos llevan más elementos y sus procesos de fabricación son más elevados, lo que se traduce en un precio mucho más elevado.
Además, ni los juguetes tecnológicos ni los de plásticos son tan aconsejables como los juguetes de madera. Los primeros no favorecen las relaciones cara a cara. Los niños no establecen comunicación con otros niños y no potencian los valores del trabajo en equipo, el compañerismo o el respecto. Son juegos que se pueden jugar desde casa sin necesidad de moverse del sofá, lo que también dificultad el buen aprendizaje psicomotriz.
Respecto a los juguetes de plástico, son elementos que no dejan margen a la imaginación. Su resolución es un secreto a voces y los niños averiguan la solución en cuestión de minutos. Además, estos juguetes suelen contener sustancias químicas peligrosas para los más pequeños. Si sumamos esto a sus elevados precios, es una de las opciones menos aconsejables.
El valor de los juguetes de madera
Los juguetes de madera están hechos con un material fácil de encontrar en la naturaleza: la madera, como su propio nombre indica. Esto provoca una reducción de sus costes de producción, que a su vez afecta al precio final del producto.
Además, al jugar con juguetes de madera los niños aprenden a respectar el medio ambiente y a ser conscientes de la naturaleza que nos rodea. Asimismo, la madera no es un material que contenga bacterias ni hongos, por lo que es totalmente seguro
