¿Cómo se consigue la felicidad de los niños?

La respuesta es bastante fácil. Los niños son felices cuando juegan. Efectivamente, el juego es lo que les hace disfrutar y estar entretenidos. Mientras juegan, sueñan. El grado máximo de felicidad se alcanza cuando los niños juegan con sus padres. Para ellos es una gran oportunidad y un orgullo poder compartir esa diversión con sus pilares fundamentales.

Cuando los niños juegan, conocen más mundo. Aprenden destrezas y habilidades que de otra forma no podrían potenciar. De la misma forma, aprenden a conocerse a sí mismos gracias a las emociones o sentimientos que les genera el juego y a las relaciones que establecen con las personas que juegan con ellos. Poco a poco se va fortaleciendo su autoestima.

Los niños disfrutan más cuando comienzan a descubrir de lo que son capaces y que pueden encontrar la solución gracias a sus movimientos o destrezas. Por eso muchas veces piden hacerlo solos. Su felicidad aumenta cuando se ven más ágiles, más capacitados y entienden la dinámica del juguete.

Qué juguetes hacen más felices a los niños

Un error muy común entre los adultos es pensar que los grandes juegos o los juguetes más tecnificados y desarrollados son los que más feliz van a hacer a los niños. Pero en realidad ellos solo buscan la simplicidad y la efectividad. Por ello, se les pone una sonrisa en la cara cuando reciben juguetes de madera. Saben que les dan más oportunidades de desarrollarse, de relacionarse con el juego y de poder jugar a él con sus padres y/o amigos.

Logros y sueños con los juguetes de madera

El gran atractivo de los juguetes de madera es que potencian la consecución de logros y sueños en los niños. Los adultos además de tener la misión de comprar este tipo de juguetes, también tenemos que impulsar la felicidad de los niños cuando consiguen lo que se proponen. Para ello es recomendable felicitarles y decirles que lo han hecho muy bien. Un niño es más feliz cuando se le reconocen sus esfuerzos.

En esta felicitación los niños sienten el afecto de sus familiares. Se percatan de que están atentos a sus logros y que se preocupan por hacérselo saber. Saben que cuenta con el apoyo de sus padres, quiénes están a su lado para decirles cómo deben hacer las cosas. El juego es el inicio de la conciencia del niño en cuanto a la relación con sus padres. Y el verdadero sueño de los más pequeños es poder compartir sus logros con las personas a las que más quieren.

 

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